Burdeos (FRA)

Por Gonzalo Volpe Gómez

Burdeos, la capital mundial del vino

Di un giro de 360 grados, necesitaba buscar la verdadera esencia de lo que me trajo a Francia.

La gran puerta metálica azul se abrió, dando paso al largo camino de tierra flanqueado por árboles milenarios que se erguían con una simetría perfecta. Un magnetismo en el aire me mantenía cautivado y el olor a uvas mezclado con el verde intenso del campo francés me generaba un bienestar celestial.

Sentí que estaba ingresando en un trance. A 150 metros, como esperándome desde hace tres siglos, se encontraba el Château du Taillan, un castillo francés del siglo XVIII clasificado como monumento histórico de Francia. Desde 1896, se había transformado en un viñedo impulsado por una familia de mujeres que enfrentaban el machismo con uvas y creatividad.

El edificio era imponente, el trance se había transformado en una película donde yo era protagonista y me estaba por sumergir en la Francia vinícola del siglo XVIII. ¿Cómo había llegado acá?

Château du Taillan, Burdeos, Francia.

Château du Taillan, Burdeos, Francia..

Dos días en la vida nunca vienen nada mal. Después de una maratón que me llevó a tomar un accidentado vuelo de Cracovia (Polonia) a Londres, donde literalmente se prendió fuego una parte del avión (estoy bien jaja), pasé una sola noche en Inglaterra. Allí, lo que comenzó disfrutando de una postal increíble de una tarde ventosa con lluvia debajo de un techo de madera en una plaza, tomando un vino con Cata, terminó en una fiesta bastante alocada en un barco. Finalmente, llegué a Burdeos, la capital mundial del vino. Literalmente, tenía solo dos días, mejor dicho, una noche y un día.

Llegué de madrugada al Central Hostel Burdeos, ubicado en pleno centro. Cené y me fui a dormir. Sabes que soy directo y lo más sincero posible: cuando un sudamericano viaja a Europa, piensa que todo es color de rosa, que la seguridad está en todos lados y que todo es perfecto. Lamento desilusionarte, pero no es así. Además del peligro de atentados, hay zonas en las que realmente no nos sentimos seguros, y el centro de Burdeos, como algunos barrios de Marsella, es un ejemplo. El ambiente es pesado y oscuro, no recomendable para andar solo de noche.

. Jardín del Château du Taillan, Burdeos, Francia.

Jardín del Château du Taillan, Burdeos, Francia.

El siguiente día arrancó temprano; tenía un día entero para disfrutar en el mejor destino del mundo para tomar vino, después de Mendoza, claro está.

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¿Qué hacer en Burdeos?

Amo viajar porque siento que puedo despertar en un nuevo lugar, donde hay una ciudad, con sus callecitas, sus aromas y sus sabores, esperándome a mí y a mi entusiasmo por perderme en nuevos destinos y eso aconteció en Burdeos.

Desayuné y comencé a recorrer. Caminé bordeando el río Garona por la Quai de la Douane y disfruté de una arquitectura particular que mezcla lo elegante de lo clásico con lo moderno, manteniendo la simetría en todas sus formas y sus grises apagados, hasta que me topé con le Vieux Bordeaux (el viejo Burdeos), donde la impactante Porte Cailhau, con su construcción de piedra desgastada por la historia, me invitó a viajar en el tiempo. Esta puerta del siglo XV sirvió como entrada monumental y torre de defensa de la ciudad.

Burdeos, como muchos lugares de Europa, tiene la particularidad de conectarnos, con la vista y la imaginación, con vivencias que transcurrieron cientos de años atrás. ¿Cómo vivían las personas en Burdeos? ¿A qué jugaban los niños? ¿Quién despidió con un beso a su amor en la Porte Cailhau? ¿Quién murió defendiendo su patria? ¿Quién está parado frente a la puerta pensando todo esto?

Porte Cailhau, Burdeos, Francia.

Porte Cailhau, Burdeos, Francia.

Después de unos minutos viajando en el tiempo, volví a la realidad y a lo que realmente me había traído a Burdeos: el vino. Seguí mi camino hasta llegar a La Cité du Vin y aquí comenzaron las decepciones. En este viaje alocado por Europa, decidí no organizar cada detalle, sino dejar que los imprevistos me sorprendieran. La Cité du Vin, en teoría, el lugar imperdible para los amantes del vino, es un moderno edificio que alberga un museo interactivo sobre la historia del vino, así como degustaciones y una tienda. La pregunta: ¿Estoy en Burdeos y voy a entrar a un museo que cuenta la historia internacional del vino? ¿Esto representa verdaderamente la esencia de Burdeos y lo que yo venía a buscar? La respuesta a ambas preguntas es NO. Cambio de planes. ¿Ahora qué hacemos?

Era el mediodía, salía de mi visita fallida a La Cité du Vin y el día se estaba pasando. ¿Qué plan B tenía? Ninguno. Spoiler de vida: mientras escribo esto, estoy en el futuro; es el 2024 y me mudé a Cabo Frío. Otra vez estoy sin plan B y si bien antes me generaba terror convivir con la incertidumbre, ahora consigo disfrutarla. Decidí cruzar frente al museo y sentarme en Café Des Halles, donde vi un cartel que ofrecía vinos por copa.

Si no sé qué hacer, pero estoy en Burdeos, puedo pensar en qué hacer con una copa de vino en la mano, ¿no?

Así fue que me entregué al vino y, en unos pocos minutos, casi sin darme cuenta, tenía una copa en la mano, había resuelto mi siguiente paso y en mis auriculares sonaban canciones que me hacían viajar. Desde Silvestre y la Naranja (mi banda sonora del euroviaje 2023) hasta mi nuevo descubrimiento: "Amour plastique" de Videoclub, que me sumergía de lleno en el alternativo mundo de Burdeos.

Lo tenía decidido, iba a dar un giro de 360 grados y salir de lo típico en Burdeos. Necesitaba irme a las afueras, ir a buscar la esencia de lo que me trajo a Francia y recordé una recomendación del personal del hostel: una visita guiada con degustación al Château du Taillan, un lugar en Le Taillan Médoc, donde cumpliría el sueño de sumergirme en un campo francés lleno de viñedos, una bodega del siglo XVI y un castillo.

¿Cuál es el mejor bar de vinos de Burdeo?

Claro está, antes, tenía que hacer una parada técnica para seguir probando vinos franceses. Tomé el tren que me llevó hasta el mejor bar de vinos que he visitado en mi vida. Les presento Le Bar à Vin, un paraíso con una inmensa cantidad de opciones para degustar por copa los distintos varietales de Burdeos y encima, es uno de los bares de burdeos más baratos.

Le Bar à Vin, Burdeos, Francia.

Le Bar à Vin, Burdeos, Francia..

Este lugar se ubica en la Maison du Vin de Bordeaux, sede del Consejo Interprofesional del Vino de Burdeos. Lo más increíble es que mezcla sofisticación con una arquitectura neoclásica con columnas y muebles contemporáneos que evocan al mundo del vino. Y lo mejor, es barato. Es posible beber copas de vino desde 2,50 euros, todas con denominación de origen que garantiza su calidad. Tengan en cuenta que a veces hay cola para ingresar y un consejo útil es que desde su página web pueden acceder a la carta actualizada para saber de antemano cuánto van a gastar.

¿Cómo saber si un vino posee la denominación de origen? Súper fácil, en Tossa de Mar, una chica francesa con la que compartí una tarde en la playa me explicó que solo hay que mirar si la etiqueta tiene las siglas AOC. Si las tiene, el vino tiene denominación de origen controlada. Luego del AOC, aparece el nombre de la región donde se hizo. Dentro de los vinos con denominación de origen controlada, encontrarás diversos precios y calidades, pero siempre sabrás que estás tomando algo bueno.

¿Cómo vivir una verdadera experiencia del vino en Burdeos?

A pocos metros del bar, tomé el bus 2, que en unos 55 minutos y por solo 1,80 euros me dejaría a pocas cuadras del Château du Taillan. Me bajé del bus y empecé a caminar por una especie de ruta que me regalaba una vista increíble. A mi derecha, pequeñas casitas salidas de un cuento; a mi izquierda, campos de viñedos infinitos. La vereda teñida de violeta por las uvas caídas, el olor de la vid fresca anticipaba lo que estaba por acontecer.

Château du Taillan, Burdeos, Francia.

Château du Taillan, Burdeos, Francia.

Estaba verdaderamente sumergido en la cultura vinícola de Burdeos. Después de unos 10 minutos, llegué al Château du Taillan y, al cruzar la puerta principal, entré en un cuento francés. Un largo camino de árboles separaba el ingreso del castillo. Caminé anonadado y feliz, porque eso era lo que había venido a buscar a esta región francesa: viñedos, jardínes verdes, naturaleza y vino. Como todo en mi vida, no me gusta que me cuenten cómo son las cosas, necesito olerlas, tocarlas y sentirlas. No quería que un museo me contara cómo era, quería vivirlo y aquí estaba.

Degustación de vinos en Château du Taillan, Burdeos, Francia.

Degustación de vinos en Château du Taillan, Burdeos, Francia.

La visita duró media hora. Nos contaron en detalle cómo hacían los vinos, nos pasearon por las bodegas modernas dirigidas por un grupo de cinco hermanas expertas en vino y degustamos 5 presentaciones típicas de la región. El clímax llegó al final, cuando nos invitaron a descubrir la bodega más antigua de la región. Desde uno de los salones principales, se veía una escalera de caracol desgastada por el tiempo que llevaba a un recinto con cientos de barriles iluminados por unas lámparas tenues. Estábamos en presencia de una bodega del siglo XVI, reconocida como monumento histórico francés. Mi cara era de asombro, de curiosidad, de alegría, estaba donde quería estar. Solo faltaban unas horas para que mi vuelo saliera de Burdeos a Lisboa y había logrado cumplir uno de mis sueños: sumergirme en la Francia de los vinos.

Bodega del siglo XVI en Château du Taillan, Burdeos, Francia.

Bodega del siglo XVI en Château du Taillan, Burdeos, Francia.

¿Qué más podía pedir? Volví en el bus escuchando música, pensando que hacía unas horas no sabía qué hacer y sentía que estaba perdiendo una oportunidad única de explorar la capital mundial del vino. Pero, otra vez, la improvisación, la suerte y la intuición jugaron a mi favor y me regalaron un día maravilloso.

Era hora de agarrar la mochila y seguir el Euroviaje. Tocaba volver a Ericeira, mi rinconcito favorito de Portugal.

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